Introspección negativa.

Introspección negativa.

Mi yo, mi quién, ya no sé quién soy. Vagabundear por estados humanos de los que te digan que nunca vas a poder salir, de los que implorarás el indulto y recurrirás al mayor de los decoros. Una sentencia ecuánime, que dictatorialmente deplore por la justicia justa, redundando en el elemento esencial.

No hay un expreso manual que nos guíe al éxito, pero quizá es hora de que alguien empiece a escribirlo, a elaborarlo. Compendiando en él una fórmula de vida dirigente hacia el clímax de la protuberancia exitosa, allí donde todo pueda ser posible. Sin embargo, debe tenerse ávida cuenta de lo extremadamente codiciado que vendría siendo ese manual.

Y después de otros tediosos doce, ¿qué es lo que toca ahora? Seguir adelante, afrontar con gran entereza lo que venga, pero, ¿con la compañía de quién? Personas que llegan en los culminantes momentos de los doce y que se presentan como algo mejor de lo que se han presentado otras en doce, sin embargo, no en una docena de divisiones trigésimas en su mayoría, sino en una docena divisible en otros doce.

Derivando a un estado sin ánimo de buen juicio por considerarme por inferior de la media, por querer ser el prodigio que escriba ese manual, porque, porque y porque… Excusas sin sentido, el mismo que tiene mi jodida vida sin la persona que en menos estima me tiene, si bien la boca se le llena de sin juicios exuberantes para ensalzar un hecho, que ha quedado como una simple institución, pero que ya viene significando nada más que eso. Venga va, tolera, soporta, sobrelleva un poco más ese acto por el que te ningunean, total no va a ser la primera ni la última vez.

A pesar de ello tengo gran confianza en estos nuevos doce, en los cuales se pueda suceder una concatenación de coexistentes hechos con más alegría y con una primacía de lo honorífico, sin olvidar momentos de anquilosamiento de la mente por situaciones de extrema excitación y evasión. Y por ello, y no sin más, me hallo contando con los escasos dedos que poseo las personas que ahora se encuentran para compendiar al final de ellos las que continúan y las que se han expelido de mi buena, mala, deplorable o incluso exasperante compañía.

No terminaré sin nombrar uno de mis mayores temores, que puede ser el que acabe conmigo, no obstante, por ello hay que tener en cuenta que la peor manera de echar de menos a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.

 

Toque de queda.

Toque de queda.

Hay momentos en los que piensas que todo llega, todo el mundo recibe con una clara notoriedad lo que ha expendido. Se acordarán de los vagos ratos en los que se separarán los esquemas y verán de manifiesto el error y la confusión. Después de convidarte a avenencia no estaría de más el receso de egoísmo.

Tu memoria te evocará a mí cuando ya nadie te hospede, cuando te cerciores de que a pesar de todo y el momento, yo estaba supeditándote para que no encarnecieras el fracaso, pero entonces, y sólo entonces, será excesivamente pospuesto.

Todo el mundo se considera generoso y amistoso, porque los espejos sólo reflejan la cara exterior pulida y cromada, que asemeja a algo bueno, que te engaña y embelesa, sin embargo, más tarde, y ojalá hubiera sido un lustro hace, te das cuenta de que es mentira no piadosa. Es engaño tortuoso y antes pretende recibir a dar, manipular y acatar. Pero joder, todo cansa, nadie es lo suficientemente tonto para seguir aguantando y soportando lo mismo demasiado tiempo, considero yo.

No arde, aunque sientes que al crepitar le queda poco. En ese momento te darás cierta cuenta de que ya no me estacionaré a esperar tu indulto, hacer y deshacer a tu antojo, cansado de tanto remojo. El trato con alevosía y manifiesto de una escala en un tono mayor hace que deba disociarme para no tener que vituperarte. El Everest de las concurrencias sería sesgar la ocasión, pero haremos por una consiguiente vez más una exclusión al asentamiento. Tanta bondad que inunda mi sinceridad me abruma, aunque me esclarece los estribos perturbables.

Cada vez que el sol se pone intento lidiar con las ocurrencias de mis viles pensamientos e intentar diligenciar con tus tratos de poco aprecio y con el ávido deseo de querer poseer una pequeña fragancia que rezuma sensualidad y que esta cargada de la fruta de la pasión, puesto que excita a cualquiera y con ello casi te obliga a sucumbir en sus partes opuestas al ángulo alfa.

Así es que no tribularía más a instigarte a poder desembarazarme de mis artimañas que tanto hacen que no pueda inmiscuirme con mayor grado de lo que en pureza me agradaría. Y con menos floritura de la que podría poner alegaré que antes de mí no existía más creación que las cosas eternas, y también yo soy eterno. Abandonad toda esperanza los que entráis.

Tarde o temprano, te demuestran que no.

Tarde o temprano, te demuestran que no.

Jamás, nunca, en la vida… te fíes de alguien con plenidad porque en cuanto pueda, te traicionará. Que te dicen que tienes que ser generoso y no ser egoísta, que no tienes que mirar sólo por tí, sino por los demás, pero puedo decirte una única y sencilla cosa: no lo lleves a raja tabla. No por ser egolatra, es más por el daño que te pueda causar el dar mucho y no recibir nada, no es orgullo si decides en algún momento en no dar más por esa persona, es dignidad. Esto y muchas cosas implican a dos o más, no a uno solo que haga todo.
De las experiencias se aprende y si algo malo te pasa, no tropieces
de nuevo con las misma piedra, no te hagas amigo de ella. Eso malo debería solamente pasarte una y no más.
Las personas con las que creías que podías contar, tarde o temprano te demuestran que no, el ego tira y piensa que si para ellos tira, aprovéchate tu también. Muchos verán esto muy ruin, pero a veces hay que ser un hijo puta en esta vida para triunfar y hacer lo que sea sin pensar a quién te vas a llevar por delante (no me malinterpretéis). Aun como ya dijo Maquiavelo, «el fin justifica los medios.»