El picaporte a la felicidad.

El picaporte a la felicidad.

¿Qué puerta se abre y qué puertas se cierran? Para esconder lo que todo el mundo oculta, para escrutar lo que nadie quiere revelar, para mostrar lo que se tiene que enterrar, algo que no se puede abrir, de todo lo que está escondido y no puedes acceder a ello, tras la puerta que se acciona girando un picaporte, que sin más dilación te muestra lo que ha querido ensombrecer, así como lo ha hecho cerrando su corazón hacia la gente, que no ha querido que entre en él. ¿Qué profundidad hay en este sentimiento sin razón? Qué disparidad. ¿Y haciendo alusión a qué te cuento yo que no tengo la llave de ese picaporte? Que no la tengo y nunca la tendré, que jamás podría obtenerla, porque está tras otra puerta con otro picaporte, otro pomo, otra manera de abrir esa puerta distinta. ¿Qué oculta esa llave, la cual sin ella no podríamos hacer nada? Qué más da, si está oculta tras ese portón será porque alguien ha querido que sea así, y si alguien ha querido que así sea, es porque no merece que nadie lujurioso y con ganas de gula, descubra lo que hay tras ella. Pero yo me pregunto el porqué, el porqué ha querido tal hecho, que lo tenemos tan delante de nosotros, que no nos damos ni siquiera cuenta de cómo acceder a él.

Tendría que estar abierta, para dar paso al cambio, a un cambio con una estrategia. Simplicidad y mortalidad, ligados, mas distintos, sin unión, pero con excomunión. Un incremento mayor que la razón circundante, que rodea el clamor de la muchedumbre que tiene un ansia irracional por traspasar ese umbral ensordecedor.

Quizá no sea tan bueno como muchos escritores, sin embargo, y no obstante, tengo la contraseña que hay que tener para saber cuándo se abrirá, cuándo se accionará. Que sin codo ni rodilla, podría haberlo escrito, pero si careciera de ello no habría de poder lisonjear, ni mucho menos agasajar para poder yacer.

Locura en la convicción de la acción. Podemos prorratear las pagas anuales en las mensuales, pero con eso conseguiremos confusión y más mezquindad. No obraremos en ejecución, dado que quien tiene ese control está escondido detrás de la palabra quid en lo que nos incumbe aquí. Para ello, tan sólo y solamente necesitamos ir en pos de ello, de la verdad, que aguarda tras la pantalla clave, la cual direcciona todo el tinglado. Mas claro, puesto ello, no sería posible sin saber que no ganan siempre los buenos, ganan los que luchan.